jueves, 27 de mayo de 2010

EL JUEZ PEDREIRA PONE CONTRA LAS CUERDAS A CAMPS Y AL GOBIERNO VALENCIANO






Tras varios meses de lucha para que la verdad y la justicia resplandezcan en la Comunidad Valenciana, han estallado, en forma de “mascletá”, un cúmulo de noticias que han puesto en evidencia el nerviosismo que se respira en el PP local al ver contra las cuerdas al “No Honorable President de la Generalitat”, Francisco Camps.

Algo debió percibir el fino olfato político de la alcaldesa Rita Barberá cuando, ayer mismo, machacó sin piedad al presidente Zapatero durante una rueda de prensa en la que le responsabilizó de la "quiebra real de los servicios" de nuestro país, ignorando una vez más que no somos los únicos en sufrir las consecuencias de una crisis internacional que requiere medidas urgentes e inmediatas. Con un esperpéntico "reventón" materializado como una "traca de incontinencia verbal y mala educación", la alcaldesa censuró el decreto publicado en el BOE, según el cual, los ayuntamientos no podrán obtener créditos a largo plazo a partir del 1 de enero de 2011.

Considero que no es este el momento de perder tiempo y esfuerzos en dilucidar si hubo o no improvisación y rectificación por parte del Ejecutivo socialista (es algo que en su momento trataré desde la más aséptica imparcialidad), justo ahora que Valencia arde en las llamas de una presunta corrupción y financiación ilegal del partido que gobierna la comunidad.

Me parece mas oportuno centrar este post en cual fue el motivo del nerviosismo de la señora alcaldesa y postergar para más adelante un análisis riguroso de la actuación del Gobierno al publicar el mencionado decreto.

Según Rita Barberá "algo muy gordo debió pasa anoche” (refiriéndose al lunes) para que José Luis Rodríguez Zapatero se "asustara" ante las posibles repercusiones de su "injusto e improvisado decretazo". Y efectivamente, estoy con ella en que "algo muy gordo debió pasar", cuando los populares valencianos sentían ya el hedor de un cadáver político (el de Francisco Camps) nada exquisito ni apetecible como referente de honestidad ni al que ofrecer un apoyo incondicional.

Mientras una histeria contenida se cebaba con los líderes del PP valenciano, la alcaldesa manifestó que había ordenado el estudio de un reajuste de gastos en cada una de sus concejalías para hacer frente a la "muy grave" situación que se les presentaba. Y no debería faltarle la razón a la señora Barberá, pues al margen de lo que ella denominó “decretazo”, algo "muy grave" debió intuir (insisto en su fino olfato) cuando perdió la compostura y hasta la educación al manifestar: "Que pongan a otro [refiriéndose a Zapatero y dirigiéndose al PSOE] que no mienta tanto y que no se pegue al sillón de la Moncloa mientras los municipios están por el suelo”, “Comprendo que su mujer [la esposa del presidente de Gobierno] esté harta". No contenta con esto, Rita Barberá obsequió a Rodríguez Zapatero con los calificativos de "incompetente, ignorante, inmoral político y miserable" mientras ponía una cara de pocos amigos que invitaba a salir corriendo.

Veinticuatro horas después, concretamente hoy miércoles 26 de mayo, la grotesca "mascletá" que ya hacía temblar a Valencia y a toda la Comunidad, ha tenido como colofón la impactante noticia de que el juez Antonio Pedreira, ha hallado SIETE INDICIOS DE DELITO en varios dirigentes del PP valenciano (entre ellos el vicepresidente primero del Gobierno, Vicente Rambla, y el ex secretario general Ricardo Costa).

Basándose en un informe elaborado por la "Unidad contra la Delincuencia Económica y Fiscal", el juez Pedreira ha manifestado su presunción de que el Gobierno valenciano podría haber incurrido en los delitos de: financiación ilegal, cohecho propio, contra la hacienda pública, asociación ilícita, falsedad en documento mercantil, blanqueo de capitales y prevaricación.

Tras conocerse la noticia, Francisco Camps ha perseverado en ofrecer como única respuesta que todo es "un montaje de una terrible falsedad, que acabará en nada" porque "no hay absolutamente nada".

Visto el extraño e inexplicable comportamiento de este insólito personaje, resulta difícil valorar si deberíamos encasillar su postura en uno de estos tres supuestos:

(a) La más descarada desfachatez,

(b) El comportamiento de una mente predispuesta a la mentira sistemática (recordemos que, igual que Pedro hizo con Jesucristo cuando lo negó tres veces, Camps dijo no conocer a alguien a quien luego supimos llamaba “amigo del alma” y a quien “te quiero un huevo”)

(c) Un proceso psiquiátrico, que debería diagnosticar un profesional competente, con el único fin de ayudarle a recuperar la salud perdida..

En los informativos televisivos de esta noche se ha podido contemplar, en "casi" todas las cadenas, los desencajados rostros de algunos miembros del Gobierno Valenciano que han aparecido en pantalla haciendo un vano esfuerzo por mantener la normalidad y el aplomo cuando se estaba mascando una grave tragedia no solo local sino también a nivel de la ejecutiva nacional del partido.

Me ha llamado poderosamente la atención que el polifacético y conservador periodista César Vidal haya pedido la dimisión de Camps desde su tertulia nocturna en Libertad Digital Televisión. Esto induce a pensar que algo muy gordo debe estar sucediendo.

Esta misma tarde se ha podido leer en la web de la Cadena SER que, según fuentes del propio Partido Popular, “Camps habría amenazado con romper el PP” si Rajoy no seguía respaldándolo. Al parecer, el presidente valenciano podría haber insinuado a sus interlocutores de Génova la “posibilidad de fundar un nuevo partido de carácter regionalista” cuando se le ha dicho que “el Partido Popular no asumiría su fotografía sentado en un banquillo como acusado”.

Mientras tanto, la estrategia de los políticos de la calle Génova ha seguido siendo la misma que ya se adoptó (y fue censurada) con los recientes casos de Luís Bárcenas y Jaume Matas.

Muy mal lo tiene Mariano Rajoy si no hace nada por impedir que, de nuevo, sea un imputado quien tome las riendas de una situación cuyo desenlace está más que cantado.


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